Proyecto de ley de
Jackson y Boric rebaja a la mitad sus ingresos
En
contraste, el sueldo mínimo, que es aprobado en el Congreso por los honorables,
ha crecido apenas 42% desde el año 2003. Hoy la dieta parlamentaria asciende a
más de 8 millones de pesos, versus los 210 mil pesos que obtienen los trabajadores que ganan menos en Chile.
El 2002 la dieta parlamentaria ascendía a casi 2
millones y medio de pesos. Ese mismo año el sueldo mínimo llegaba a poco más de $145 mil
pesos.
Trece años
después, el sueldo mínimo ha aumentado 42%, por lo que hoy los trabajadores que obtienen esta remuneración
deben llegar a fin de mes con menos de 210 mil pesos. La ruta de los sueldos
parlamentarios ha sido mucho más exitosa: en el mismo período los honorables
han visto subir sus dietas 245%, alcanzando en 2014 casi 8 millones y medio de
pesos. Estos datos se obtienen al analizar las cifras –que
están en bruto– y que forman parte de las estadísticas expuestas en el proyecto
de ley de límite ético a la dieta parlamentaria impulsado por los diputados
independientes Giorgio Jackson y Gabriel Boric, que busca que ésta no pueda exceder el equivalente a veinte veces el ingreso mínimo mensual.
Según esta información, el mayor salto de las remuneraciones
parlamentarias se dio del 2002 al 2003, luego del escándalo del MOP GATE, que
redundó en una reforma de la estructura de los sueldos del aparato público en
general, que permitió que de los $2.447.017 de dieta se pasara a $ 6.334.099.
Los
$ 8.454.379 que obtienen hoy diputados y senadores equivale 40,5 veces al
salario mínimo. Sin embargo, la idea de rebajar esta cifra a la
mitad no ha caído muy bien en el Congreso, donde se han oído voces
transversales rechazando la idea y descalificando a sus gestores, que
argumentan que en el servicio público “no podemos avalar desigualdades tan
grandes entre sueldos. Debemos poner un límite ético”.
En Chile los
sueldos parlamentarios son unos de los más suculentos en Latinoamérica,
superando ampliamente a sus colegas argentinos ($2.500.000), bolivianos
($1.300.000) y paraguayos ($4.000.000), según consigna La Segunda. Lo
cierto es que, según la propuesta de Boris y Jackson, “en una comparación a
nivel de la OCDE, comparando el salario medio de la población con la dieta
parlamentaria, se deja a Chile en una muy mala posición. En España la dieta
equivale a sólo 1,25 veces el salario medio; en Italia, que tiene los peores
índices de Europa, éste equivale a 5 veces la media. En la actualidad en Chile la dieta parlamentaria es 17 veces el salario anual
promedio”, que se estimó en $430.919 para el año 2010, de acuerdo a la
Nueva Encuesta Suplementaria de ingresos entregada en diciembre de 2013. Para el economista de la Fundación Sol, Gonzalo Durán, esta iniciativa
“apunta en la dirección correcta por dos motivos. Primero, el salario básico de
los parlamentarios es de los más altos del mundo; y segundo, pone el tema del
bajo valor del trabajo en la discusión pública. Respecto al primero, si
consideramos el salario básico de los parlamentarios en relación al PIB per
cápita, en Chile es 12 veces. En 2013, en Estados Unidos, Japón, Australia,
Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda, Israel, Arabia Saudita, está entre 4 y 3
veces. En Noruega, Francia, Suecia, menos de 2. Respecto a lo segundo, Chile
requiere debatir frontalmente el tema del bajo valor del trabajo, no existe
otro país con el nivel de ingresos que tiene Chile, donde los salarios estén
tan deprimidos. Chile requiere de un plan integral para enfrentar el problema
de la desigualdad, no sólo tributos, sino uno que ponga el conflicto
capital-trabajo en el centro de la discusión”. Al
respecto, el académico de la Facultad de Humanidades de la USACH, Jaime
Retamal, señala que “que el escándalo que se ha generado de parte de los
diputados los deshonra, no sólo porque han reaccionado corporativamente tal
cual como se defienden los grandes empresarios por la Reforma Tributaria, sino
porque además harían bien en comenzar por hacer ese gesto de disminución de sus
vergonzosos sueldos, en vistas a usar esos recursos en fundaciones de ayuda directa
a muchos ciudadanos de todas las edades que lo necesitan con más urgencia que
ellos. Digo que es un gesto de comienzo, porque los otros gestos son relativos
a, primero, procurar una mejora sustancial y más que simplemente ética, del sueldo mínimo; segundo, legislar para que los derechos
sociales de salud, educación y vivienda sean plenamente garantizados por un
Estado activo y no meramente subsidiario; y, tercero, procurar educar a
las nuevas generaciones que los ven día a día y que necesitan de ellos un buen
ejemplo de ciudadanía política.” Gonzalo Durán explica que “Chile tiene un
grave problema de atraso salarial, que se expresa en que la mitad de los
trabajadores ganan menos de $263.000 (líquidos) y tienen que vivir altamente
endeudados. Estos datos, oficiales, publicados en diciembre de 2013 y
prácticamente invisibilizados, confirman el bajo valor del trabajo existente en
Chile. ¿Por qué es bajo el valor del trabajo? Chile ha cuadruplicado su PIB per
cápita en los últimos 20 años, pero eso no se ve reflejado en la situación de
los trabajadores. En igual período los aumentos en productividad laboral han
cuadruplicado los incrementos en ingresos reales, los salarios se mueven en un
ritmo muy distinto (mucho menor), siguiendo una lógica similar a la expresada
por el intelectual David Harvey, una lógica de ‘Acumulación
por Desposesión’, algo especialmente válido en el contexto chileno, donde los
trabajadores carecen de poder”.
EL PROYECTO
El proyecto
de Jackson y Boric, ingresado esta semana al Congreso, busca eliminar la
fijación constitucional de la dieta parlamentaria, que –según señala el texto–
“no es el mecanismo que ocupan otros países para regularla”. “Chile es el único
de los países estudiados que regula esta materia en la Constitución. Así, el actual
Artículo 62 de la Carta Fundamental, señala que diputados y senadores
percibirán como única renta una dieta equivalente a la remuneración de un
ministro de Estado, incluidas todas las asignaciones que a éstos correspondan”.
La propuesta argumenta que “la regulación de la remuneración de un solo cargo
público en la Constitución (ni la Presidenta, ni los ministros, ni los jueces,
ni ningún otro servidor público lo tiene) genera una especie de estamento
diferenciado, lo que es contrario al principio de igualdad en la ley”. Además,
el texto aclara que lo que se pretende es disminuir la dieta y no las
asignaciones parlamentarias, “que por su definición contribuyen al
perfeccionamiento de nuestra legislación”. En ese ámbito, “es necesario mejorar
los controles, hacer transparente la totalidad de los gastos asociados al
ejercicio del cargo de diputados y senadores y controlar la contratación de
personas relacionadas”. C.Urquieta CH. E.M
Un dato al
margen de la Anexpp iquique, en Venezuela las remuneraciones de los
parlamentarios son cinco veces el sueldo minimo de un trabajador.