Durante el período anterior, la mayor parte de las actividades de salud mental orientadas a las víctimas de violaciones de los derechos humanos fueron asumidas por organismos de iglesias o instituciones de carácter no gubernamental, radicadas en Santiago aunque con extensión a diversos lugares de provincias. Los centros estatales y municipalizados, por su identificación con el gobierno militar, además de sus insuficiencias eran difícilmente aceptados por la población reprimida.
El cambio de gobierno está haciendo posible ahora integrar a los programas de salud acciones más específicas dirigidas a estos grupos con mayores daños como resultado de la represión política.
El Coordinador de Equipos de Salud Mental de DDHH (CESAM) entregó una propuesta al Ministerio de Salud con los lineamientos básicos que debieran orientar tal programa, incluyendo:
El reconocimiento del derecho a la salud integral de las personas y del acceso prioritario de las víctimas de la represión.
El abordaje del grupo familiar por las consecuencias que tiene el hecho represivo.
El ejercicio de este derecho debe ser independiente del tiempo transcurrido desde el hecho represivo ya que existe suficiente experiencia de las consecuencias crónicas de carácter físico, psicológico y psicosomático. (15)
Las acciones reparatorias en salud mental exigen, quizás más que otras, una activa participación de la población afectada en la realización del programa, por cuanto es necesario equilibrar la satisfacción de una demanda de atención legítima con el riesgo de perpetuar la marginalización {ghetto) de estos grupos producida durante la etapa anterior.
La asistencia psicoterapéutica individual o de familia seguirá siendo importante en los años futuros; sin embargo, también cumplen un papel reparador iniciativas que surgen de distintas organizaciones sociales rescatando el valor y el símbolo de personas detenidas-desaparecidas, reconocimiento que ayuda a superar contradicciones derivadas del miedo y la culpa y que permite el reencuentro real entre los chilenos. Actividades de este carácter se han dado en casos de médicos desaparecidos y de otros trabajadores de la salud en hospitales de Santiago, así como en otros sectores sociales.
Los equipos de salud mental de organismos de derechos humanos han acumulado una extensa experiencia en el acompañamiento de las Agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos, ejecutados, presos políticos y retornados del exilio. La posibilidad de compartir esta experiencia dependerá de las políticas que se implementen a nivel ministerial y de la apertura de canales de comunicación permanente.
4. Los Derechos Humanos y los Servicios de Salud
La eficacia de un programa de salud mental va a depender en gran medida de la capacidad de integrar una participación activa de la comunidad en el diagnóstico de situación, gestión e implementación del programa, junto a cambios importantes en la actitud del equipo de salud que cumple una función esencial como puente entre dos sistemas de conocimiento: el saber científico estructurado de las instituciones de salud y el conocimiento más o menos empírico de la población. Sólo la articulación eficiente de ambos sistemas permite alcanzar los objetivos del programa.
Creemos que los DDHH deben ser conocidos, enseñados y reflexionados por todos los trabajadores de la salud y que deben ser parte del currículum de todas las profesiones universitarias. Los valores contenidos en los derechos humanos guardan estrecha relación con todas las acciones de salud mental y en general con la práctica social de toda acción en salud. Crear conciencia en los trabajadores de la salud para que puedan cumplir un papel activo en la promoción de los derechos humanos, los capacitará mejor para el cumplimiento de su tarea en la reparación del daño que se ha producido.