1. La industria farmacéutica está obteniendo, en los últimos años, un 17% de beneficio neto, mientras otras multinacionales muy potentes, las que suelen ser más conocidas, suelen obtener una rentabilidad que se mueve alrededor del 3%.
2. Una de las estrategias que usa la industria farmacéutica para “abrir nuevos mercados” es la invención de nuevas enfermedades, convirtiendo dolencias leves o procesos naturales y cotidianos en enfermedades peligrosas. De hecho, uno de sus pilares es minar la salud de los personas sanas. En el límite, convertirnos a todos en pacientes. Ejemplos de esto último: transformar en enfermedad la excesiva timidez, el envejecimiento, la llegada de la menopausia, las arrugas, el cansancio físico. Largo etcétera.
3. La mayor parte de los fármacos que se patentan son copias de otros ya existentes. Los ensayos para su comprobación, supuestamente científicos, se venden o se presentan como tales, se han convertido en un elemento más de promoción del fármaco con escaso rigor o con presiones manifiestas.
4. Durante los últimos 25 años la mayor parte de los medicamentos han nacido en instituciones públicas. Concluidas las investigaciones esenciales, son los laboratorios privados quienes cosechan los beneficios gracias a leyes ad hoc. Las compañías farmacéuticas utilizan las publicaciones médicas a su favor cuando así lo estiman. Allí publican redactores médicos pagados por ellas destacando los aspectos positivos del medicamento, sobre el que supuestamente informan objetivamente, y ocultan las aristas negativas.
5. Llegados a este punto, podemos preguntarnos si al menos los medicamentos que puede encontrar en las farmacias son efectivos. Según un ex alto ejecutivo de la firma farmacéutica GlaxoSmithKline, más del 90% de las medicinas cumplen con su efecto positivo en porcentajes que oscilan solamente entre el 30% y el 50% de las personas que los consumen.
6. El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia denunció que la empresa Close Up, en colaboración con Microdata Servicios, estaba visitando las farmacias para escanear las recetas dispensadas en las mismas. La información de las recetas la venden estas empresas de marketing farmacéutico a los laboratorios a precios increíbles, pues con ella pueden conocer las pautas de prescripción de los médicos y elaborar sus estrategias de promoción sabiendo a qué médicos hay que presionar para que receten ciertas marcas de medicamentos.
7. Algunas marcas venden en países empobrecidos tratamientos que no son admitidos en sociedades con mayor control público. Tegaserod, de Novartis, que se usaba para tratar el síndrome del intestino irritable fue prohibido en Europa y Estados Unidos por sus efecto adversos, pero su comercialización ha sido autorizada en Argentina donde se vende bajo las marcas Zelnomr o Zelmac.
2. Una de las estrategias que usa la industria farmacéutica para “abrir nuevos mercados” es la invención de nuevas enfermedades, convirtiendo dolencias leves o procesos naturales y cotidianos en enfermedades peligrosas. De hecho, uno de sus pilares es minar la salud de los personas sanas. En el límite, convertirnos a todos en pacientes. Ejemplos de esto último: transformar en enfermedad la excesiva timidez, el envejecimiento, la llegada de la menopausia, las arrugas, el cansancio físico. Largo etcétera.
3. La mayor parte de los fármacos que se patentan son copias de otros ya existentes. Los ensayos para su comprobación, supuestamente científicos, se venden o se presentan como tales, se han convertido en un elemento más de promoción del fármaco con escaso rigor o con presiones manifiestas.
4. Durante los últimos 25 años la mayor parte de los medicamentos han nacido en instituciones públicas. Concluidas las investigaciones esenciales, son los laboratorios privados quienes cosechan los beneficios gracias a leyes ad hoc. Las compañías farmacéuticas utilizan las publicaciones médicas a su favor cuando así lo estiman. Allí publican redactores médicos pagados por ellas destacando los aspectos positivos del medicamento, sobre el que supuestamente informan objetivamente, y ocultan las aristas negativas.
5. Llegados a este punto, podemos preguntarnos si al menos los medicamentos que puede encontrar en las farmacias son efectivos. Según un ex alto ejecutivo de la firma farmacéutica GlaxoSmithKline, más del 90% de las medicinas cumplen con su efecto positivo en porcentajes que oscilan solamente entre el 30% y el 50% de las personas que los consumen.
6. El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia denunció que la empresa Close Up, en colaboración con Microdata Servicios, estaba visitando las farmacias para escanear las recetas dispensadas en las mismas. La información de las recetas la venden estas empresas de marketing farmacéutico a los laboratorios a precios increíbles, pues con ella pueden conocer las pautas de prescripción de los médicos y elaborar sus estrategias de promoción sabiendo a qué médicos hay que presionar para que receten ciertas marcas de medicamentos.
7. Algunas marcas venden en países empobrecidos tratamientos que no son admitidos en sociedades con mayor control público. Tegaserod, de Novartis, que se usaba para tratar el síndrome del intestino irritable fue prohibido en Europa y Estados Unidos por sus efecto adversos, pero su comercialización ha sido autorizada en Argentina donde se vende bajo las marcas Zelnomr o Zelmac.