viernes, 6 de abril de 2012

HISTORICA Y VERGONZOSA DESIGUALDAD

 Recientemente apareció el ranking Forbes 2012 sobre las principales fortunas a nivel mundial. Tres familias chilenas, Luksic, Matte y Paulmann, aparecen dentro del Top 100, lo que permitió que nuestro país se ubique en el noveno lugar entre las naciones que más multimillonarios tienen en este selecto grupo. Sólo somos superados por Estados Unidos, Rusia, Alemania, Brasil, Francia, Hong Kong, India y México. Llama la atención que países más grandes en población o que duplican o triplican nuestro PIB per cápita tengan menos multimillonarios que Chile en el Top 100. Tal es el caso de Reino Unido, Canadá, Australia, Japón, Noruega, Dinamarca, Holanda, España, Corea del Sur, China y otros. También resulta particular que aparezca un presidente de la república como Sebastián Piñera, en el lugar 521° del ranking, ya que no es usual encontrar en este listado mandatarios de Estado. Las cinco familias chilenas que aparecen en el listado completo de Forbes (Luksic, Matte, Paulmann, Piñera y Angelini) acumulan un patrimonio que supera los US$ 40.000 millones, vale decir, cerca de 20% del PIB nacional y todo lo que recaudamos vía impuestos.  Una primera aproximación de carácter general para contestar esta pregunta, tiene que ver con nuestros históricos, graves y vergonzosos niveles de desigualdad.   Precisamente países como Noruega, Dinamarca, Japón, Holanda o Canadá se sitúan dentro de los 20 países menos desiguales del mundo en materia de ingresos, de acuerdo al coeficiente de Gini.  En cambio, nosotros estamos en la lista de los países con peor distribución del ingreso junto a las naciones africanas y centroamericanas más pobres.  Bueno y entonces ¿por qué somos tan desiguales? Sin duda, la respuesta de esta pregunta forma parte de la razón central detrás del malestar, las actuales movilizaciones y del descrédito que sufre nuestro sistema político.  No se trata de cuestionar la prosperidad y el crecimiento, sino que revelarse ante el hecho de que en un mismo país algunas familias acumulen tanta riqueza, mientras el 40% de los hogares chilenos vive con menos de $520 mil al mes (y el 60% con menos de $250.000). Y en Chile, que una familia promedio de cuatro personas viva con menos de $520 mil mensuales, en términos prácticos significa endeudarse, postergarse o simplemente realizar una serie de malabares para “parar la olla”. ¿ Y cómo vivirán el resto de las familias que tienen de 3 a 5 personas con $ 250 mil y  por qué han acumulado tanta riqueza estas 5 familias?  Simplemente, porque definieron el nivel de ganancias que querían obtener y el país se estructuró, principalmente bajo la Dictadura Militar y los Gobiernos de la Concertación, para que las leyes e instituciones permitan que ese nivel de ganancias no se vea amenazado a través de los siguientes enclaves:   1) Un sistema de AFP que con el dinero de todos los trabajadores inyectó recursos frescos para capitalizar sus empresas.  2) Un sistema Tributario que les permite pagar menos impuestos en términos relativos que trabajadores de clase media, a través de un set de créditos y exenciones.  3) Un Modelo de Relaciones Laborales hecho a la medida, para que los trabajadores no tengan el poder para disputar el reparto de utilidades, llevando la negociación al espacio de la empresa y contraviniendo las normas internacionales en materia de huelga.  4) Privatización de los servicios públicos y perdonazos a la Banca.  5) Privatización de la explotación de recursos naturales como el Cobre (y muy luego el Litio) . 6) Un Sistema Binominal que permite mantener el status quo.Nuestras 3 familias Top 100 Forbes y otras tantas que constituyen los principales grupos económicos del país, para asegurarse de que su nivel de ganancias sea máximo, fijan los salarios de los gerentes y directores que cuidan y administran sus empresas en valores estratosféricos, pero como necesitan minimizar costos: Pagan bajos salarios a los demás trabajadores, comprometiendo su reproducción y la posibilidad de tener un buen vivir, aprovechando de que tienen nula o escasa fuerza para negociar un salario mayor. (Según encuesta ENETS, 76% trabajadores en Chile gana menos de $350 mil, lo que equivale al salario ético ajustado por IPC propuesto por el Obispo Goic y según datos Dirección del Trabajo menos del 5% negocia colectivamente cada año). Colocan duras condiciones a las miles de pequeñas empresas proveedoras que forman parte de las cadenas de negocios que sus compañías lideran. Amparado por los beneficios y resquicios que les proporciona el Sistema Tributario, pagan un bajo nivel de impuestos y con ello nos han impedido asegurar el derecho universal a una educación y salud gratuita y de calidad. Esta trenza institucional y cultural es la que tiene tan mal al país. Por lo mismo las recientes movilizaciones no responden a meras rabietas, ni indignación adolescente, sino que se trata de un cuestionamiento al modelo económico que Chile ha adoptado en los últimos 30 años y que ha generado un crecimiento de suma cero, donde muy pocos se han enriquecido a costa del trabajo y el sacrificio de muchos. Así, mientras los de abajo avanzan un peldaño, los de arriba avanzan 100 y nos piden que con ello debemos concluir que “todos” hemos mejorado. Quizás ahora podemos entender de mejor manera, por qué un país pequeño y de ingresos medios como Chile, tiene tres familias entre las 100 mayores fortunas del mundo.