El Programa de Reparación y
Atención Integral de Salud (Prais), dependiente del ministerio de
Salud, nace por Ley en 1991 destinado a responder a las demandas de la Agrupación
Nacional ex Prisioneros Políticos (ANEXPP). Hoy es cuestionado por quienes
exigieron la urgente reparación por parte del Estado en el área de la salud que
considere las necesidades especiales de quienes sobrevivieron a la tortura y la
prisión política ejercida por miembros de las fuerzas armadas y policías
durante la dictadura. Beneficiarios Prais
denuncian que el programa de reparación para entregar prestaciones médicas
gratuitas en la red de salud pública es ineficiente y no responde al espíritu
de la ley de entregar una mejor calidad de vida a las víctimas de la represión.
De acuerdo a los beneficiarios, conformado por acreditados en los
informes Rettig y Valech y retornados del exilio, el Prais está lejos de
entregar una mejor calidad de vida a quienes deben vivir con las secuelas de la
tortura. Junto con denunciar que el programa es ineficiente, ponen el acento en
las diferencias que subyacen con los militares y civiles que fueron
perpetradores de las violaciones a los derechos humanos, quienes tienen acceso
a una salud de calidad y expedita, manteniendo sus privilegios. Los
beneficiarios Prais, si bien valoran los esfuerzos de estos equipos aseguran
que es insuficiente y enfatizan que la red de salud pública los trata como
indigentes y no como sujetos de una ley de reparación. Una vez dentro del
sistema, se deben enfrentan a las fallas que presenta la salud pública: largas
esperas para atención de especialistas, para realizar los exámenes y acceder a
un tratamiento adecuado que dé respuesta a las múltiples enfermedades crónicas
que les dejó el paso por las torturas.
Guillermo
Vera, asistente social, representante de la Comisión Salud Prais de la Agrupación
Nacional Ex Presos Políticos Iquique (Anexpp-Iquique) informo que la principal
tarea es desterrar la mirada de los funcionarios de los centros de salud, que
ser usuario Prais es sinónimo de indigente, han habido algunos que no han
tenido voluntad política, no han sido lo suficientemente juiciosos en cumplir
su pega y no han hecho el trabajo debido, sin embargo gracias a la presión que
los mismos usuarios están haciendo esto ya se está revirtiendo, por lo que se está
viendo muy buena disposición de ellos. Guillermo Vera destacó que resulta
incomprensible que los militares condenados y detenidos en una cárcel especial
como es Punta Peuco, reciban una mejor atención médica que los prisioneros que
fueron víctimas de estos criminales de lesa humanidad, que tienen el hospital
militar, considerado uno de los hospitales de mejor calidad y equipamiento
tecnológico en América Latina.
El
Prais, según aclaran sus autoridades, es parte de un programa de reparación que
otorga gratuidad en las prestaciones médicas al interior de la red de salud
pública, no constituye un seguro de salud. A partir de 2006 el Prais contó con
un presupuesto anual que en la actualidad es cercano a 4 mil millones y
medio de pesos, con 29 equipos básicos sociales, conformado por médicos,
asistentes sociales, sicólogos, siquiatras y personal administrativo. En
algunos sectores como Valparaíso y Viña cuenta además con odontólogos.
La
encargada a nivel nacional del Prais, Paula Godoy informó que la
capacitación y sensibilización son parte permanente de la agenda de actividades,
los equipos Prais dentro de la planificación de sus actividades realizan
permanente difusión, actividades que están en el marco de la capacitación y la sensibilización
temática, por ende no es que no se haga. También es un tema complejo, delicado,
no hay que dejar de verbalizar y mirar que este es un programa que genera
conflictos y tensiones y las personas actúan desde su forma de pensamiento. Con
todo, los beneficiarios de esta ley de reparación, no responsabilizan
directamente a los profesionales que forman parte de los equipos Prais, sino
que a un Estado que pese a tener leyes reparatoria y a las denuncias, sigue
manteniendo su indiferencia a quienes sobrevivieron a la dictadura, la
detención, torturas y por consiguiente las secuelas en sus cuerpos, sus psiquis
y el daño transgeneracional de sus descendientes.