“El ministro le iba a poner
una impronta distinta a lo que ha sido el trabajo de los jueces en materia de
DD.HH.” La vicepresidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos lamentó profundamente el anuncio hecho por el ministro Sergio
Muñoz y criticó lo que ha sido la labor de los magistrados. "Hay jueces
que han estado durante muchos años con causas, que han avanzado prácticamente
nada y que en definitiva a lo que estamos llegando es a un estado de
impunidad". “El ministro
Muñoz le iba a poner una impronta distinta a lo que ha sido el trabajo de los
jueces en términos de lo que te señalaba antes. Yo creo que él iba a ponerle un
ritmo a las investigaciones, un profesionalismo y todos los recursos y apoyos
necesarios para que efectivamente se avanzara significativamente en la búsqueda
de la verdad y la justicia”, señaló este viernes Mireya García, vicepresidenta
de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Esto después de que
se diera a conocer la decisión del ministro de la Corte Suprema, Sergio Muñoz,
respecto a la coordinación nacional de causas de derechos humanos por, según
argumentó, discrepancias con otros miembros del pleno del máximo tribunal
del país. Ante este panorama, García lamentó profundamente el anuncio y
argumentó que, a su parecer, las discrepancias con los otros jueces tendrían
que ver con “miradas diametralmente opuesta en relación a los tiempos, a la
eficacia, a la eficiencia y a los resultados de las investigaciones de procesos
por violaciones a los derechos humanos”, según dijo en entrevista con CNN Chile. En ese
sentido, la representante de la Asociación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos fue enfática en sacar a colación la deuda pendiente que tiene la
justicia chilena con la resolución de casos de violaciones a los derechos
humanos. “Han pasado 40 años y los jueces a estas alturas no solamente deberían
haber sido evaluados, deberían haber sido cuestionados porque este país ha
esperado por 40 años una respuesta de la justicia que ha llegado muy
parcialmente y muy tibiamente. Por lo tanto, lo que correspondía en este
momento (…) era ponerle más voluntad, más profesionalismo, más
recursos, más apoyo e iniciar una etapa donde de verdad, sin tiempos
predefinidos, se pudiera avanzar significativamente en los resultados que este
país ha esperado por 40 años”, explicó. Por el contrario, en la entrevista
indicó que “hay jueces que han estado durante muchos años con causas, que han
avanzado prácticamente nada y que se han acostumbrado a un ritmo donde en
definitiva finalmente a lo que estamos llegando –y es ahí donde los jueces
están absolutamente expuestos a ser evaluados– es a un estado de impunidad
porque el violador de derechos humanos o ya no está, o tiene problemas graves
de salud mental, o cualquier situación que con el paso de los años va ir siendo
más crítica”. Asimismo, echó luces sobre la deuda particular que a su parecer
tendría la Corte Suprema con esta materia. “La Corte Suprema así como
nunca ha tomado la decisión de sentarse frente a una cámara, hablarle al país y
señalarle cuál fue su rol en dictadura y cuál es el que debe ser en democracia,
ha quedado siempre expuesta a una situación de poca claridad respecto a lo que
es y a lo que fue su relación con las violaciones a los derechos humanos, donde
el Poder Judicial, uno de los poderes que persistió y subsistió con algún grado
de independencia, fue absolutamente ajeno a los requerimientos de los
familiares en términos de salvar vidas y de iniciar procesos judiciales que
llevaran la sanción a los responsables”, explicó. En tanto, aseguró que el
sistema judicial ha favorecido a violadores de los derechos humanos con
beneficios como “la prescripción, como la media prescripción, como la salida a
través de sistemas administrativos, etc.”, y que han derivado en “una suerte de
impunidad legal que empieza a ser como normal, como parte de la dinámica
judicial”. Sin embargo, recalcó que “no es normal que los violadores a los
derechos humanos tengan derecho a acceder a beneficios a los cuales la
población penal común y corriente de este país tiene muchas dificultades para
acceder”.