Aunque los mandos de la FACH
y los pilotos de la época “no se acuerdan”, los nombres de quienes bombardearon
La Moneda se conocen y han de quedar registrados en la Historia de Chile. El
ministro Mario Carroza, que investiga la muerte del Presidente Salvador
Allende, interrogó en vano al general Fernando Matthei sobre la identidad de
los participantes en el bombardeo y es poco probable que los demás oficiales
que pueda citar recuperen la memoria. Sin embargo la información la conocen otros
antiguos miembros de la FACH que no están juramentados ni tienen motivos para
guardar el secreto. A fines de la década del 70 del siglo pasado, el autor de
esta nota recorrió durante dos semanas varias ciudades de Inglaterra y Escocia
para entrevistar a ex miembros de la FACH y de la Marina que habían sido
detenidos, torturados y expulsados de esas instituciones por haberse opuesto al
golpe militar. Al darles asilo político, el Reino Unido los había repartido en
diversas localidades. Las entrevistas quedaron registradas en más de 12 horas
de grabación. Los dos oficiales y dieciocho suboficiales de
la FACH entrevistados mencionaron los nombres de los pilotos de los
cazabombarderos Hawker Hunter que salieron de Carriel Sur, en Concepción, con
la misión de destruir las antenas de las radios que apoyaban a Allende y
disparar sus cohetes contra La Moneda y la residencia presidencial de Tomás
Moro. Varios de los suboficiales expulsados eran técnicos, mecánicos o armeros
y participaron en la preparación de los aviones y la carga de los proyectiles.
Esos hombres mantenían una relación directa con los pilotos y los despidieron
en la pista cuando emprendieron el vuelo hacia Santiago. A las 11.50 horas del 11 de setiembre de 1973 dos Hawker Hunter del
Grupo Nº 7 de la Fuerza Aérea, con base en Carriel Sur (Concepción), empezaron
a bombardear el palacio de La Moneda. Los cohetes Sura, de fabricación suiza,
perforaron los muros, explotaron en casi todas las dependencias y pronto el
aire se tornó irrespirable porque los gases lacrimógenos asfixiaban a los
resistentes, quienes por orden de Allende se habían tendido en el suelo, se
cubrían la cabeza y se protegían unos con otros. Se distribuyeron las escasas
mascarillas antigás existentes e intentaron proseguir el combate, aunque las
tropas de infantería comandadas por el general Javier Palacios iniciaron el
asalto, mientras los tanques disparaban contra las ventanas, en medio de las
llamas y del derrumbamiento de techos y pisos.
La investigación judicial desarrollada por el
magistrado chileno Mario Carroza a lo largo de 2011 y 2012, que completó un
sumario de 2.500 páginas dividido en seis tomos, contiene muchos detalles
desconocidos sobre el último día de Salvador Allende. Una de las incógnitas aún
no despejadas definitivamente es la identidad de dos pilotos que bombardearon
La Moneda. El 4 de abril de 2011 el general de la Fuerza Aérea retirado Mario
López Tobar confirmó en su declaración que él comandaba la unidad que llevó a
cabo las “operaciones aéreas” sobre Santiago. Después de derribar distintos
objetivos a las diez de la mañana regresó a su base en el sur. “En ese trayecto
escuché la orden de atacar La Moneda, dada directamente por la comandancia de
la Fuerza Aérea. Para mí fue muy sorpresiva.” Manifestó también que conocía los
nombres de esos dos pilotos, pero se negó a facilitarlos. El pacto de silencio
sellado en la institución permanecía incólume. Pero las investigaciones de
Labarca y el peso de su conciencia hacen a Lopez Tobar emitir el siguiente
informe : El ataque comenzó con el bombardeo de cinco antenas, en el que
participaron López Tobar( Libra) comandante
del Grupo 7 y piloto del Avión 1y otros tres aviones piloteados por
“hunteristas”. A las 11 de la mañana emprendieron vuelo desde Concepción otros
cuatro cazabombarderos. La residencia de Tomás Moro fue atacada por los Hawker
Hunter piloteados por el capitán Eitel Von Mühlenbrock y por el teniente
Gustavo Leigh Yates, hijo del comandante en jefe de la FACH y miembro de la
junta militar. Gustavo Leigh hijo equivocó el blanco y bombardeó el Hospital de
la FACH, por lo cual hasta su muerte hace tres años era objeto de bromas y
tallas en la institución. Los otros dos aviones se elevaron a tres mil
pies de altura y mientras volaban sobre la Estación Mapocho dispararon contra
La Moneda sus cohetes antiblindajes Sura P-3, en cuatro pasadas. El primer
disparo lo hizo el teniente de 24 años Ernesto Amador González Yarra (“Pekín”),
famoso por su talento de piloto y certera puntería. González Yarra gozó por
ello de gran prestigio en la institución hasta su muerte en 1995. Su primer
disparo perforó la puerta principal de La Moneda con precisión. El segundo avión que atacó La Moneda iba
piloteado por Fernando Rojas Vender (“Rufián”), quien llegó a ser comandante en
jefe de la FACH. Su primer disparo apuntó al techo del palacio presidencial. En
una última pasada, los pilotos usaron cañones de 30 mm. La operación fue
coordinada desde tierra por el operador aéreo, comandante Enrique Fernández
Cortez (“Gato”). Hay discrepancias en torno a la hora exacta
del ataque a La Moneda. Según el coronel López Tobar, comandante de la
operación, comenzó pocos minutos antes de las 11.30. El almirante Patricio
Carvajal, jefe del estado mayor del golpe, sitúa el ataque entre las 11.52 y
las 12.08. Según el general Gustavo Leigh, entonces comandante en jefe de la
FACH, el ataque tuvo lugar “después de las 12”.
La celebración del éxito de la operación fue
entusiasta, pero no unánime en la FACH. Cuando al regresar de la misión uno de
los pilotos descendió de la cabina de su Hawker Hunter en la pista de Carriel
Sur, fue recibido por un grupo de suboficiales que en lugar de felicitarlo lo
miraron en silencio. El piloto se acercó, bajó la vista y les dijo:
–Lo siento… No fue mi culpa… no fue mi culpa…
Perdonen…
Eduardo Labarca 06 julio 2011