El diario El Mercurio y algunos de sus medios asociados, así como el Consorcio
Periodístico Copesa, recibieron
dinero de la DINA en 1975. Los pagos se efectuaron mediante cheques que ambas empresas cobraron
desde una millonaria cuenta encubierta que esta organización criminal mantenía
en un banco nacional, cuyo titular era el jefe de este organismo, Manuel
Contreras.Los medios que en un informe de la Corte Suprema aparecen cobrando
documentos extendidos por el organismo de fachada son, además de El
Mercurio y Copesa, los diarios Las
Ultimas Noticias, Diario
Austral, La
Nación, La
Prensa, además de El
Díay La Discusión de Chillán. También recibieron pagos los semanarios Qué
Pasa y Ercilla y las agencias internacionales de noticias United
Press International, UPI y France
Press, como también la agencia nacional Orbe. Los documentos, que llevaban la inconfundible firma de Contreras,
fueron cobrados desde la cuenta corriente N° 13280724 del Banco de Crédito e
Inversiones de la época, la que en todo caso figuraba bajo el nombre falso de
“Dirección de Rehabilitación Nacional, DINAR”.A juicio de organismos de Derechos Humanos, los pagos efectuados por
la DINA a estos órganos de prensa, explican no sólo el ocultamiento en la
información de estos medios acerca de los crímenes de la dictadura, sino
también su complicidad al informar sobre supuestos enfrentamientos en los que
murieron militantes de izquierda, cuando judicialmente quedó establecido que
sus muertes fueron asesinatos y desaparecimientos.Entre estas informaciones de
prensa está la Operación Colombo. Esta fue un montaje de la dictadura sobre 119
detenidos desaparecidos que algunos de esos medios hicieron figurar como
ejecutados por sus propios compañeros en
Argentina, producto de rencillas políticas internas o muertos en inventados
enfrentamientos con las fuerzas policiales argentinas.También está el crimen de
Rinconada de Maipú, en el que algunos periodistas “cubrieron la espalda” de la
DINA difundiendo un falso enfrentamiento con agentes, cuando los prisioneros
salieron muertos desde Villa Grimaldi, tal como confirmó la investigación judicial
sobre el caso.A ello se suman los múltiples falsos intentos de fuga de
prisioneros informados por estos medios en Santiago y
regiones, cuando los juicios y respectivos protocolos de autopsia determinaron
que fueron crímenes, como aquellos de Pisagua, Temuco, San Antonio, Copiapó,
Calama, Linares y Santiago, entre otros.La DINA también financió desde esta
cuenta a distintos estamentos del Ejército, como su Comandancia en Jefe, el
Comando de Institutos Militares, CIM, el Batallón de Telecomunicaciones, la
Escuela de Infantería de San Bernardo, los regimientos de Infantería N°4
“Arauco” y N° 9 de Chillán, el Instituto Geográfico Militar y la Fábrica de
Materiales y Armamento, Famae.La propia Junta de Gobierno, la Secretaría
General de Gobierno y la Escuela Naval, también cobraron cheques desde la
cuenta de “DINAR”.Todos los documentos fueron cobrados en “escudos” que era la moneda
nacional vigente en Chile hasta el 29 de septiembre de 1975, cuando fue
cambiada al actual peso (para calcular después de esa fecha, 1.000
escudos = 1 peso).De acuerdo al informe del más alto tribunal del país, la DINA
manejó miles de millones de escudos cuando el sueldo vital, ingreso mínimo de
la época, era de 27 mil escudos.Desde esta cuenta también fueron pagados con
altas sumas mensuales los principales agentes, entre ellos Marcelo Moren Brito,
Pedro Espinoza, Christoph Willikie, Eduardo Iturriaga Neumann, Cristián Labeé y
Juan Morales Salgado, además de la amante de Contreras, su secretaria Nélida
Gutiérrez, y la enfermera Carlota Bolumburu, que inyectaba a los prisioneros
para morir en la Clínica Santa Lucía.El referido informe de la Corte Suprema
sobre esta abultada cuenta camuflada, está adscrito al expediente sobre el
crimen del ex canciller de Salvador Allende, Orlando Letelier, cometido por
agentes DINA en Washington en 1976. En él se revisaron todos los movimientos
bancarios ocurridos en esta cuenta durante 1975, cuando la DINA reinaba en el
país. E.M. Jorge E.
martes, 29 de octubre de 2013
domingo, 20 de octubre de 2013
NO A UNA NUEVA MESA DE DIALOGO
Los
militares condenados por violaciones a los Derechos Humanos y que se encuentran
recluidos en el penal de Punta Peuco, ofrecieron hoy entregar información sobre
sus crímenes a cambio de recibir beneficios carcelarios.
La
oferta la hizo en declaraciones al canal CNN Chile el abogado René López,
defensor del general Manuel Contreras, el antiguo jefe de la DINA, quien está
condenado a más de 300 años de prisión en decenas de juicios por crímenes de
lesa humanidad.
La
idea fue rechazada por la vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de
Detenidos Desaparecidos (AFDD), Mireya García, que la calificó de “chantaje
inaceptable”.
Durante
la dictadura de Pinochet (1973-1990), unos 3.200 chilenos murieron a manos de
agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos,
mientras unos 34.000 sufrieron torturas y fueron encarcelados por motivos
políticos.
El
abogado López, defensor también de otros oficiales reos, dijo que lo que
pedirán los oficiales encerrados en la prisión de Punta Peuco, a cambio de
información, “es lo que hay que sentarse a conversar”.
Sostuvo
que se debe formar “una mesa de diálogo” entre los condenados y los familiares
de detenidos desaparecidos para materializar la iniciativa y emplazó al
presidente Sebastián Piñera a respaldarla.
“Si
el Presidente autoriza, podemos entrar a conversar, formar una mesa de diálogo,
chequear antecedentes, buscar por ahí y por allá”, explicó.
“Está
la mejor disposición de las Fuerzas Armadas, de Carabineros, de
Investigaciones, de toda la gente que participó en esos hechos, de colaborar,
de forma concreta y eficaz, no voladores de luces”, añadió.
Consultado
sobre qué pedirían los represores a cambio, dijo que “eso es, justamente, lo
que hay que sentarse a conversar”.
Requerido
si lo que buscan es una reducción de condenas, López respondió que “podría ser
una posibilidad”.
Agregó
que “no podemos hacer hipótesis sobre hechos mientras no nos miremos a la cara
y conversemos directamente el tema”.
Matizó,
respecto de la información que entregarían los presos, que “no estoy diciendo
que toda la gente tiene toda la información, obvio que más de alguien sabe
algo, pero no todo. La idea es entregar la verdad a la cara”, sostuvo.
“Lo
que estoy diciendo es que las partes, conversando directamente, puedan llegar a
un entendimiento y haber resultados positivos”, argumentó.
En
declaraciones a la edición electrónica del diario La Tercera, Mireya
García señaló que la propuesta es “un chantaje inaceptable”, que confirma algo
que los familiares de las víctimas siempre han sabido: “que la información
existe”.
“Lo
que deben hacer (los presos) es entregarla a los tribunales de justicia y no
chantajear con la información”, dijo, y subrayó: “Nosotros no estamos para mesas
de diálogo que finalmente lo que buscan es exculpar”, sostuvo.
Agregó
que en su opinión, René López “está absolutamente delirante, todo lo que dice
es parte del delirio de un abogado que opina de una óptica extremadamente
particular y extraña”.
“La
mesa de diálogo ya existió (Gobierno-Fuerzas Armadas, entre agosto de 1999 y
junio de 2000) y los resultados fueron extremadamente negativos, tanto para las
instituciones (castrenses) como para las víctimas”, recordó García.
“No
significó más verdad ni más justicia, al contrario, sólo significó más angustia
para los familiares”, concluyó.
La Agrupación Nacional de Ex Presos Políticos Iquique
respalda a la compañera Mireya Garcia y ve con rabia porque los criminales han
esperado tanto tiempo en entregar esa información que muchos compañeros y familiares
fallecieron esperándola, No al chantaje de información x beneficio, esto lo
hemos esperado por 40 años, si abandonamos este mundo sin obtenerla, nuestros
familiares seguirán la lucha por lograrla.
JULIO PONCE REGALÓN DE LAS AFP
Las AFP tienen US$ 758
millones en las “Cascadas” de Julio Ponce y SQM
La Superintendencia de Pensiones
reveló la exposición de las AFP al caso Cascadas. Al 9 de octubre de este año, los trabajadores
chilenos tenían US$ 757,9 millones invertidos en las sociedades de Julio Ponce
y SQM, a través de los fondos de pensiones, cifra que representa 0,46% de los
más de US$ 153.000 millones que administran las cinco AFP. El Fondo C tiene
alrededor de la mitad de esas inversiones (US$ 379 millones) y AFP Habitat es
la más expuesta, con US$ 235 millones. La mayoría de las inversiones de las AFP
es en los papeles de SQM, donde tienen US$ 380,9 millones, o sea, más de la
mitad del total. Eso sí, en proporción total, es AFP Modelo la que tiene la mayor exposición
(0,39%). La Superintendencia recuerda que, de acuerdo a la regulación vigente,
las inversiones de los fondos deben ser diversificados “de manera tal que un
eventual impacto negativo que pueda tener un emisor específico, un instrumento
o grupo de ellos, no afecte significativamente la seguridad ni la rentabilidad del total de las
inversiones”. También reveló que está haciendo diligencias para fiscalizar a
las Administradora y asegurarse de que estén cumpliendo la ley “al momento de
tomar sus decisiones en torno este caso”. En un comunicado, la Superintendencia
informó, que entre las acciones que está tomando –o ya
tomó–, se encuentran “análisis de datos propios respecto de las carteras de
inversiones” de las AFP en relación a las inversiones en instrumentos emitidos
por SQM y sus sociedades controladoras. La Superintendencia informó que está
fiscalizando el comportamiento de las propias administradoras y lo que han
hecho “para cautelar el interés de los Fondos administrados, para dar
cumplimiento a cabalidad con su rol de mandatarios legales de sus afiliados,
según lo dispone la ley”. En otra arista del caso, el senador DC Mariano Ruiz
Esquide pidió que se investiguen las denuncias de Julio Ponce, de que las AFP
también participaron en algunas de las operaciones que están siendo
cuestionadas por la SVS. Ruiz Esquide envió oficios al ministerio del Trabajo y
la Superintendencia de Pensiones.
¿PERSONAS OBLIGADAS A PERTENECER A LAS AFP ?
El mundo bursátil está lleno de misterios, de
juegos secretos y a veces de fraudes. La historia y la literatura dan cuenta de
muchos casos en que algunos aventajados hacen cosas admirables con dinero ajeno e infinitas argucias que a veces los
órganos controladores nunca descubren y que en ocasiones, cuando ocurre,
resulta tarde y el daño está hecho.
En Chile, desde que se potenció el mercado de
capitales, las operaciones de bolsa adquirieron una dimensión muy importante.
En particular, dicho mercado adquirió una trascendencia enorme cuando se les
permitió a las AFP comprar acciones a mediados de 1985, para controlar
empresas, no sólo privadas, sino especialmente las que se privatizaron.
Nació en Chile una gran industria que se nutrió
de los fondos previsionales, en que vimos reiteradamente situaciones reñidas con la ética y la legalidad y que fueron requiriendo
perfeccionamientos legales para impedir el involucramiento de los fondos
previsionales en las maniobras propias de los grupos económicos controladores y
surgió así una vasta creación legal que trató de establecer un estatuto para
los directores independientes, auditorías del mismo tipo y un conjunto de
reglamentos corporativos que buscaban resolver los problemas de conflictos de
intereses enormes.
Pero estos son siempre muchos más frecuentes y
acuciantes y, sobre todo, más rápidos que la autoridad que debe controlar.
Hemos visto sólo en el último tiempo casos notables de audacia y de delitos,
como la situación de La Polar, el uso de fondos privados y otros temas en
Unimarc; hace un año, el intento de Enersis por obtener un enorme capital de bolsillos chilenos para comprarse las empresas
latinoamericanas y muchos otros que se verán en el camino a corto andar.
Hoy preocupa a la opinión pública el caso de las
cascadas, una creación que debe tener más de 25 años en la que el controlador
de Soquimich logra su poder mediante un conjunto de empresas que se relacionan
escalonadamente y también horizontalmente, formando un entramado
que permite al menos dos cosas conocidas ahora con claridad. La primera,
controlar con menos dinero del que se posee una
empresa importante y hacerlo con la colaboración de minoritarios que en los
diversos escalones ponen su plata medio a
ciegas, en la esperanza de recibir algunas migajas que el controlador pueda
darles. Sabemos también, ahora, que el controlador en este caso además utiliza
su poder de decisión en el entramado para
efectuar operaciones que lo benefician a él a
costa de sus socios más pequeños y, asimismo, de la fe pública de las
transacciones de la Bolsa de Comercio.
La historia en sí, hasta aquí, ya representa un grave
atentado al ahorro de las personas que ¿deciden? compartir riesgos en sociedades en
carácter de minoritarios y que confían en la Bolsa de Comercio y los corredores
de bolsa.
Sin embargo, el problema se agrava de manera
considerable cuando inexplicablemente los órganos privados con fines públicos,
llamados AFP, se entusiasman con dineros del ahorro
previsional, y con esos dineros caen en la trampa mortal de hacerse
socios del controlador en diversos escalones y atraviesos que conforman las
cascadas. Resulta altamente preocupante observar, una vez más, que el sistema
previsional es permeable a la ocurrencia de estos hechos y ya muy difícilmente
podemos aceptar la explicación de que la economía es así o los mercados son asá
o que así son los riesgos en el negocio accionario.
Resulta asombroso que las AFP hayan admitido
durante tanto tiempo apuntalar el imperio de
personas que, vinculadas de algún modo a un régimen de facto, se hicieron
inicialmente de la compañía bajo condiciones no competitivas, que operaba en un
mercado internacional en que se competía con acuerdo de precios.
Las AFP en este capítulo han hecho francamente el
ridículo y resulta incomprensible su tardanza en ejercer todas las acciones
legales que corresponden. Su actitud podría implicar complacencia con la
cuestión que ha descubierto la Superintendencia de Valores y Seguros,
aparentemente también gracias a antecedentes y denuncias aportadas por
particulares y por las propias AFP.
Tampoco se entiende cómo las autoridades, en 25
años, no se dieron cuenta de este entramado que al parecer obtuvo el apoyo de
importantes redes políticas que, si bien aún no han salido a colación, están a
la vista en los directorios como una primera pista.
Los corredores de bolsa como nunca informaron nada de
esto a sus clientes y menos de que el precio de la empresa verdadera, y no las
de papel, dependiera de un acuerdo oligopólico a nivel mundial, a excepción de Larraín
Vial, que el año 2012 advirtió de la volatilidad de precios. Ello resulta
francamente escandaloso y perfila un fraude al más alto nivel, con ocultamiento deliberado
de información.
El problema de las AFP, según algunos, suele
reducirse a si fracasaron en materia previsional por culpa de su diseño o
porque el mercado laboral no se comportó como se esperaba, lo que para los
efectos de un buen razonamiento viene a ser una tautalogía, porque un buen
diseño debió haber establecido a priori las características del mercado laboral
chileno. Del fracaso monumental de las AFP nos
hemos salvado a medias, porque el Estado ya se hizo
cargo del más del 50% de los pensionados del país, gracias a la visión
subsidiaria del gobierno de Bachelet. Pero del
problema del poder económico que tienen las AFP para la compra de acciones
tanto en Chile como en sus operaciones internacionales, de las cuales no hay
mayor claridad de cómo operan los controles, no
se habla casi nada, es materia de la cual todos quieren hacerse los lesos.
Una AFP estatal no soluciona el problema esencial
del sistema previsional, pero podría establecer un conjunto de condicionantes
operativos muy útiles en cuanto al control económico que las AFP detentan.
Los fondos de pensiones, administrados por las
AFP, constituyen, como se ha dicho por parte de diversos autores, la espina dorsal
del postmoderno capital financiero. El historiador Gabriel Salazar, en un
interesante estudio sobre los movimientos sociales en Chile, con meridiana
claridad señala que “el capital financiero mundial –constituido casi
exclusivamente por fondos de pensiones y fondos soberanos–, opera, pues, sobre
enormes volúmenes de dinero que no son, en esencia, “capital”, y movido por
operadores que tampoco son, en esencia, “capitalistas”, al punto que sus
propietarios originales (los trabajadores cotizantes) tampoco son, en esencia,
“propietarios”, porque en este sistema, la administración de estos fondos es
más importante, funcional y jurídicamente que su propiedad”. Los fondos de
pensiones administrados por las AFP, al año 2012, equivalían a ciento cincuenta y tres mil ochocientos siete millones de
dólares, que es una suma equivalente al PIB chileno.
Las candidaturas a la presidencia de la República
no han profundizado en este tema, en circunstancias que si se desea de alguna
manera corregir el modelo económico, por un lado, y en ciertos rubros y
materias introducir cambios sustanciales, lo que procedería es que los
programas de gobierno abordaran seriamente todo el tema de los fondos de
pensiones y de sus administradoras, organismos, estas últimas, que constituyen
el instrumento determinante de la mercantilización de las pensiones.
En el mecanismo de los fondos de pensiones
administrados por los grupos económicos dueños de las administradoras de
pensiones, se da la paradoja de que el mundo laboral cotizante
presta mensualmente las cantidades de dinero cotizadas a los grupos
económicos, para que estos las utilicen en
provecho directo e inmediato de sus propias empresas, especialmente las que
operan en los ramos financieros.
Estas últimas reciben, a través de complicados
mecanismos, los dineros que fueron cotizados y los emplean para mover el
mercado de capitales, cuyos grandes frutos van en directo
beneficio de quienes administran esos dineros. Si se desea
verdaderamente hacer cambios, debe modificarse radicalmente todo el sistema de
funcionamiento de los fondos de pensiones. El pilar solidario instalado durante
el gobierno de la señora Bachelet, fue únicamente un paliativo, que se da
dentro del esquema de mercado en actual aplicación, pero no constituyó una
modificación sustancial, como es la que realmente se requiere.
La lectura del evangelio del último domingo
hablaba de la lepra, terrible enfermedad de la
antigüedad que hacía que la carne se cayera a pedazos en una muerte lenta y
agónica. Los hechos de las cascadas, que parecen aludir al agua que purifica y
escurre, apunta aquí a lo contrario, a un líquido pestilente que ensucia el sistema económico, que desprestigia el sistema financiero en general y el
accionario en particular. Deja, además, al Estado como regulador actuando tarde
y con inexplicables desavenencias entre el Ejecutivo (SVS) y el Ministerio
Público. Todo ello confunde a la población y se presta para malos entendidos y
maledicencias. El sistema económico actual está padeciendo de la grave
enfermedad descrita y eso trae grave desprestigio a la clase empresarial y
anticipa duros momentos para la ciudadanía. En
cuestión de tiempo y, quizás, poco tiempo.
Ramón Briones E. Hernán Boselin C.
miércoles, 16 de octubre de 2013
BANCOS VENDEN CARTERA AL FISCO CON RECARGO DE 90%
El informe de Contraloría sobre los Créditos con
Aval del Estado (CAE) revela que los bancos vendieron carteras al fisco con
recargos de hasta 90%, que en total sumaron los US$ 288 millones.
La Contraloría concluyó que los millonarios
recargos, además de reventas sin tope, eran suficientes motivos para enviar los
resultados de la auditoría a la Fiscalía Nacional Económica y a
la Superintendencia de Bancos. Ambos organismos podrían iniciar acciones
legales.
El sistema debutó
en 2006 y el Banco Mundial estima que la banca chilena ganó US$ 500
millones en los primeros cinco años. El gobierno licitaba los créditos a la
banca y el banco ganador tiene el derecho a vender parte de ellos al fisco. Son
esas las operaciones bajo la lupa de Contraloría. El actual Gobierno puso fin a
un sistema que, según algunos estudios, representó cerca de US$ 1.100 millones
en ingresos para los bancos involucrados entre 2006 y 2011. El informe revela
que en el primer año los sobrecargos fueron en promedio de un 50%, pero apunta
que “los bancos entregaron los recursos correspondientes a los créditos a las
respectivas Instituciones de Educación Superior a contar del mes de julio,
recuperando la inversión y cobrando el recargo a los tres meses de haber
entregado el financiamiento “.
La auditoría concluye que “no constan las razones
de la fluctuación del porcentaje de recargo o descuento que debió pagar la TGR
(Tesorería General de la República) por la compra de la cartera de
créditos licitados y renovados, el que ha fluctuado entre -2% y 90%… lo que ha significado para el fisco
efectuar desembolsos por recargos ascendentes a $ 44.405.076.000 (US$ 288
millones) entre 2006 y 2011″.
El informe dice que en 2011 se normalizó la
situación y el sobreprecio fue sólo de 6%. Ese año Corpbanca se adjudicó la totalidad de las
licitaciones, adquiriendo su cartera en $ 62 mil millones, la que vendió en
menos de $ 66 mil millones.
Entre los otros bancos que aparecen en el informe
está Scotiabank, que en 2006 puso un recargo de 69% a
lo que vendió al fisco. El Banco Estado puso un recargo de 62%.
El año en que los recargos tocaron 90% fue el
2009, año de crisis y también electoral, como destaca el informe. Ese
año el BCI, en cuatro licitaciones, compró créditos por $10.460.035.000 y los
vendió al fisco en $ 19.874.608.000. Eso representa un recargo de casi un 100%.
El informe muestra que ese año la Tesorería
General de la República canceló diferencias por casi US$ 60 millones.
El informe hace duras críticas a la Comisión
Ingresa –que es la encargada de administrar los Créditos con Aval del
Estado– por no haber utilizado su facultad de “declarar desierta la licitación
cuando las ofertas no resulten convenientes al interés fiscal, no obstante los
altos porcentajes ofrecidos por las instituciones financieras por concepto de
venta de cartera y recargo”.
Ingresa explica que en 2009, debido a la
crisis subprime, los bancos se
mostraron reticentes a dar créditos, al tiempo que se produjo un aumento en la
demanda.
El informe también revela que se detectaron
duplicidad de pagos y desactualización de datos en la entrega de los recursos.
De acuerdo a La Tercera, el
Ministerio de Educación explicó que los excedentes del beneficio están en
proceso de devolución.
domingo, 13 de octubre de 2013
LOS ASESINOS DE LA OPERACIÓN LEOPARDO
23 DE OCTUBRE DE 2012
Cae la noche en un Santiago que aún
tiembla bajo las bombas de los Hawker Hunter. Los hombres del teniente coronel Alejandro Medina Lois, descansan en el regimiento de
Telecomunicaciones en Peñalolén. Son “la reserva estratégica” del general Augusto Pinochet instalado allí durante los primeros días del Golpe Militar.
Comandos de elite de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales que
dirige Medina. Son los boinas negras.
Luego de las primeras 48 horas del
asalto al gobierno de Salvador Allende, todo está bajo control. Allende muerto.
Resistencia popular armada no hay. Los principales colaboradores del Presidente
están detenidos. La revolución socialista ya es recuerdo. Humeante. Pesaroso.
Trágico.
Pero una estocada inquieta la
seguridad de los alzados victoriosos. La madrugada aún oscura del 12 de
septiembre de 1973, un grupo de campesinos y jóvenes revolucionarios del sur en
la precordillera de Valdivia, se convierte en alarma. Rodean el retén policial
de Neltume, y exigen a los carabineros les entreguen armamento y munición si no
están dispuestos a combatir a los golpistas. Entre ellos está el militante del
MIR José Liendo Vera. El mítico y temido “Comandante Pepe”.
Los policías se niegan y abren
fuego. Se inicia un tiroteo. Luego de un par de horas, el grupo que actúa desde
el exterior se dispersa. Vuelve el silencio. No hay muertos ni heridos de
ningún bando. A partir de entonces, el Complejo Forestal y Maderero de
Panguipulli se torna uno de los principales objetivos de los militares. Se
presume que en la zona operan guerrilleros de peligro. Pinochet ordena su
eliminación. Nace la “Operación Leopardo”.
Para ello Pinochet crea la “Brigada
Especial Antiguerrilla” con los boinas negras de la Escuela de Paracaidistas de
Peldehue y otros preparados hombres para el combate. Al mando del general Nilo Floody, entre
250 y 300 militares son enviados a reprimir la insurgencia. Uno de aquellos, es
el joven oficial Cristián Labbé Galilea.
La mayoría son máquinas de matar.
Sus especialidades: instructor militar de montaña, con cursos de paracaidistas,
comandos, guerra especial, asalto, guía, y explosivos y municiones.
Días después del Golpe, la brigada
inicia el viaje desde Peñalolén a bordo de camiones militares. Llevan
suficiente armamento y munición liviana y pesada. Van dispuestos a la guerra y
a matar guerrilleros. “La brigada se hizo porque podía existir una guerrilla
rural en el Complejo Maderero Panguipulli. Había que barrer con esos focos y si
se producían enfrentamientos, la orden era abrir fuego”. Es Labbé quien
declara ante los tribunales en diciembre de 2003 por los crímenes de 15
campesinos de Liquiñe, 150 kilómetros al este de Valdivia, cerca de la frontera
argentina. Por primera vez, Labbé destapa su bien guardado secreto: reconoce que
efectivamente fue parte de ese operativo.
Desde Brasil, donde antes del 11 de
septiembre de 1973 cursó diversas técnicas para convertirse en la elite de la
elite, Labbé retorna a la Escuela de Paracaidistas a la Dirección de
Instrucción. O sea, no sólo es un boina negra común, sino es quién los
adiestra. Durante el operativo en Liquiñe y otros lugares de la precordillera
valdiviana, el actual alcalde de Providencia depende directamente del jefe
máximo de los boinas, el teniente coronel Alejandro Medina, quien en este largo viaje fue
el comandante de Estado Mayor del general Nilo Floody. “Mi
labor dependía del comandante de Estado Mayor”, sostiene Labbé en
su declaración judicial. Como se sabe, con esa preparación integral, fue luego
uno de los adiestradores de los agentes de la DINA y propiamente un destacado
integrante de esta organización ilícita criminal.
“Primero llegamos a Valdivia pero
no sabíamos muy bien a qué íbamos. Se nos dijo sólo que el objetivo era
combatir una guerrilla”, recuerda un suboficial boina negra pero prefirió
mantener reserva de su identidad. Un día después, el suboficial sostiene que
partieron rumbo a la precordillera, a la zona del Complejo Forestal y Maderero
Panguipulli y llegan a Liquiñe.
“Los boinas negras se instalaron en
carpas en el patio del colegio de las monjas”, afirma en la investigación
judicial Julián García, industrial dueño de las Termas de Liquiñe y
la hostería. Se trata de la Escuela Misional Liquiñe.
Otro contingente militar al mando
del teniente coronel Hugo Guerra Jorquera, que arriba antes desde Valdivia, instala su
campamento en el amplio sitio de las mismas termas, según Julián García. Este
es un reconocido anticomunista, de acuerdo a declaraciones judiciales de
campesinos sobrevivientes.
NACE EL COMPLEJOEl Complejo Forestal y
Maderero Panguipulli se extendió entre los
Baños de Chihuío por el sur, y Liquiñe por el norte, a unos 150
kilómetros al este de Valdivia. Llegó a contar con 360 mil hectáreas. Lo
integran 22 fundos de grandes extensiones. A partir de fines de la década de
los años 60, los predios son ocupados por integrantes del Movimiento Campesino
Revolucionario (MCR), organización controlada por el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR). A 1973, trabajan allí más de 3 mil campesinos. No pocos
siguen al “Comandante Pepe”, líder del MCR. Junto a Liendo Vera, a fines
de los sesenta llega a la zona un puñado de estudiantes miristas para iniciar
una “recuperación de tierras” junto a los campesinos.
Cuando Allende triunfa en 1970, su
gobierno expropia los 22 fundos. Nace así, oficialmente, el Complejo Forestal y
Maderero Panguipulli, como empresa filial de la Corporación de Fomento, Corfo.
El sueño de construir el propio destino está cumplido. El complejo y el
comandante Pepe se transforman en el terror de la derecha latifundista. Por
ello, la venganza post golpe militar es feroz.Luego del episodio del retén
Liquiñe la madrugada del 12 de septiembre de 1973, el comandante Pepe junto a
su mujer, Yolanda Ávila, y los militantes del MIR Luis Pezo y Pedro Barría, que
usa muleta para caminar, se ocultan unos días y suben a la cordillera. Pero el
19 de septiembre son hallados y trasladados a la cárcel de Valdivia. La noche
del 3 de octubre de 1973, Liendo Vera es ejecutado en el campo militar de Llancahue.
Al día siguiente, son asesinados otros once miristas acusados de participar en
el ataque al retén Neltume. Los crímenes son manejados por la Caravana de la
Muerte del general Sergio Arellano, presente en Valdivia en esos días. Para ello, Arellano firma
una sentencia de un falso Consejo de Guerra. Quien fuera luego segundo hombre
de la DINA, Pedro Espinoza Bravo, asiste esa noche a presenciar la muerte de Liendo
Vera.
ACUSAN A LOS
BOINAS NEGRAS
La noche del 10 de octubre de 1973
jamás podrá olvidarse por los habitantes de Liquiñe. La hostería de Julián García opera como “cuartel general”. Desde allí sale la lista con los 15
campesinos que deben ser arrestados y muertos de inmediato. Según se establece
en el proceso, Julián García y su hijo Luis, que esa noche visten de
militar, aportan los nombres de quienes deben morir. Los boinas negras inician
la redada junto a carabineros del retén Liquiñe, a cargo del suboficial Luis Anguita Castro. Ellos conocen bien a los elegidos.
De acuerdo al informe policial
firmado por el subprefecto de la Policía de Investigaciones de Valvidia, Benjamín Leal Riquelme y el subcomisario Manuel Castro
Contreras en las detenciones de los campesinos del Complejo, José Miguel y
Alejandro Antonio Tracanao Pincheira y su padre Eliseo Maximiliano Tracanao
Valenzuela, participan “un cabo de Carabineros de apellido Quintana del
retén Liquiñe y varios militares boinas negras”.
El dueño de las termas Liquiñe Julián García, declara
judicialmente que “los boinas negras hacían las detenciones”.
El juez de letras de Villarrica a
1973, René García Villegas, sostiene en su libro “Soy Testigo” que uno
de los cuerpos de los acribillados en el puente Toltén, permanece horas después
en el río “enredado entre unas piedras, sin cabeza”.
Elcira Figueroa Arias, esposa de Salvador Alamos Rubilar, una
de las 15 víctimas de Liquiñe, declaró en el proceso que, buscando a su esposo,
“en la Fiscalía Militar de Temuco el capitán
Ubilla me dijo que a la fecha de la
desaparición de mi marido, (10 octubre 1973), se encontraba en la zona un
operativo del Comando de Boinas Negras de Colina (Santiago) por lo que las
autoridades militares locales ‘se lavaban las manos’ y que si mi marido cayó en
manos de ellos, ‘mejor guarde luto y delo por muerto”.
SOBRE EL
PUENTE DEL TOLTÉN
Amarrados de pies y manos, los 15
campesinos son conducidos esa noche en dos camionetas en dirección a
Villarrica. Uno de los vehículos lo aporta Julián García y lo conduce su hijo Luis. El
otro lo facilita el comerciante Juan
Carmach y lo maneja el chofer de la
ambulancia de Liquiñe, Sixto Díaz.
En el puente sobre el río Toltén, los campesinos
son bajados y los boinas ordenan a ambos conductores alejarse. En pocos
minutos, los detenidos forman una macabra alfombra humana tendida sobre el
puente. De color rojo, como la sangre que mana a raudales de sus cuerpos
acribillados por fusiles de repetición con munición de guerra. Abajo, las
caudalosas aguas del río no alcanzan a aplacar el ruido de la metralla. Díaz y García la escuchan, como lo declaran luego
judicialmente.
Uno a uno los cuerpos son lanzados al río. La lista
Liquiñe está cumplida. Los
ejecutantes
piensan que las múltiples perforaciones de los cuerpos permitirá
que
se hundan y se pierdan para siempre río abajo hasta el mar.
LOS BOTEROS Y
LA AUTORIDAD
Pero días después, boteros de la
zona que ejercen la pesca descubren algunos cuerpos aferrados a ramajes de la
ribera o atascados entre rocas. Dan aviso a Carabineros de Villarrica. Hasta el
lugar concurre el secretario del Juzgado del Crimen de Villarrica, Osvaldo Wiegand Carrasco, con el subcomisario de la
subcomisaría de Villarrica, capitán Ramón
Torrealba Guzmán.
En el proceso, el secretario Wiegand dice
que logra salvar un par de cuerpos. Pero los boteros lo desmienten. Estos
afirman que la orden que ellos reciben tanto del secretario como del
subcomisario, es liberar los cuerpos de lo que los sujetan, y echarlos a correr
río abajo para que desaparezcan. Los boteros Eliseo Rosas Maldonado y José
Carrasco Rodríguez, son careados con Wiegand y Torrealba.
Mantienen sus dichos en cuanto a que son obligados por ambas autoridades a
soltar los cuerpos y devolvernos al torrente. Lo mismo confirman los boteros Guido Mora, Leopoldo Ghisolfo y Juan Yáñez Cares.
Después de Liquiñe, siempre en
busca de guerrilleros, el contingente de boinas negras en que participa Labbé se
dirige a otras localidades que comprenden el Complejo Maderero. Pero el
suboficial con quien conversamos sostiene sonriendo irónicamente: “No
encontramos a ninguno, no había nada, ni guerrilleros ni nada”. La Brigada
Antiguerrilla permaneció en la zona hasta comienzos de diciembre de 1973.
Sin embargo, en la zona por donde
se desplazan los boinas bajo el mando del general Floody y Medina Lois, además de los 15 de Liquiñe, son asesinados otros 30 campesinos del
Complejo Maderero. Un par de días antes de la masacre nocturna de Liquiñe, en
Chihuío, 25 kilómetros al sur de Liquiñe, son igualmente acribillados 17
integrantes del Complejo, todos campesinos que vivían en la zona con sus
familias. En este operativo participan también integrantes del regimiento
Cazadores de Valdivia. La razzia es apoyadas por helicópteros Puma de la Fuerza
Aérea, que provienen de la Base Aérea de Maquehua de Temuco.
EL SECRETO
Algunos otros oficiales que
participan en la “Operación Leopardo” son: Carlos Parera Silva, Emilio Timmermann Undurraga, Arturo
Bosch González, Manuel Pérez Santillán (agente DINA) y Sergio Candia Muñoz.
¿Por qué Labbé ni
ningún otro integrante de los boinas negras pudo ser procesado y condenado por
estos crímenes de lesa humanidad? Fuentes de tribunales y policiales coinciden
en manifestar que “el pacto de secreto” que se juraron y la “nula colaboración
con la justicia”, fueron dos razones para lograr eludir responsabilidades. De
acuerdo a las fuentes, a ello se agrega que, por tratarse de un contingente
desconocido de Santiago, que actuó con vestimenta sin distinción de grados, de
noche y con el rostro semi cubierto según declaran testigos de las detenciones,
para los habitantes de estos lugares precordilleranos “fue imposible reconocer
a alguno”. El ex agente DINA, coronel retirado Cristián Labbé,
sortea una vez más la cárcel, mientras espera ser reelecto como alcalde el
próximo 28 de octubre.
sábado, 12 de octubre de 2013
JUICIO CONTRA LOS ASESINOS
Este viernes comenzó en Roma la audiencia preliminar que ve como
implicadas a 35 personas, entre las cuales se cuentan 11 chilenos, con la
acusación de haber secuestrado y asesinado ciudadanos de origen italiano en el
ámbito de la Operación Cóndor en
la década de los 70. Durante la audiencia, que se desarrolló a puertas cerradas
a la prensa, se discutió acerca de la constitución de las partes civiles.
El
fiscal Giancarlo
Capaldo explicó aCooperativa en qué consistieron los resultados de la
primera audiencia.
"El resultado ha sido la constitución de las partes civiles y el
examen de las objeciones preliminares que los abogados de la defensa
presentaron al juez", indicó.
Después de cinco horas de audiencia, se
llegó a la conclusión de que el estado italiano, junto con el uruguayo más el
partido político de Uruguay Frente Amplio pueden constituirse como parte lesa
del proceso.
Según el fiscal Capaldo, el hecho de
que dos países entren en el proceso como una de las partes damnificadas, es una señal
del interés de ambos porque se aclaren los hechos ocurridos durante las
dictaduras.
Veinticuatro son las víctimas de origen
italiano, entre las cuales se encuentran Juan Maino, Omar Ventureli y Juan Montilio, éste
último era miembro de la guardia presidencial de Salvador Allende.
Entre los 35 imputados hay dos
bolivianos, cuatro peruanos, 11 chilenos y 15 uruguayos, todos ellos miembros de
las juntas militares y servicios de seguridad de sus respectivos países entre
los años 1973 y 1978.
Entre los chilenos están Daniel Aguirre
Mora, ex prefecto de la Policía; el militar Sergio Víctor
Arellano Stark;
el general (r) y ex jefe de la DINA, Manuel Contreras; el brigadier
Pedro Octavio Espinoza Bravo; Carlos Luco Astroza; el coronel Marcelo Luis Moren
Brito; el
suboficial Orlando Moreno Vásquez y el coronel Hernán Jerónimo Ramírez.
El proceso, claramente, se desarrolla
con la ausencia de los imputados y podría seguir así hasta que se dicte la
sentencia. El hecho de que haya habido
audiencia, no significa que el proceso judicial haya comenzado de una manera
formal.
Para ello, es necesario
esperar el resultado de la próxima audiencia que tendrá lugar el 22 de
noviembre.
La "Operación Cóndor", un
plan ideado por Augusto Pinochet, coordinó la represión de la oposición
política en las décadas de 1970 y 1980 por parte, sobre todo, de los regímenes
dictatoriales de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia.
martes, 8 de octubre de 2013
FIN DEL PROGRAMA FOREBAS
Hoy
hemos recibido información confiable, sobre la decisión del Ministerio de Salud
de terminar con el programa FOREAPS a partir del próximo concurso nacional de
especialidades 2013 – 2014. Es decir, a partir del siguiente año no habrá más
cupos para formarse en esa modalidad.
En
el contexto de una salud pública abandonada y
desfinanciada, uno de los problemas centrales es la grave
descoordinación entre Centros de Atención Primaria (APS) y Hospitales. Creemos
que el programa Forebas, con su ejercicio de trabajo asistencial de alto nivel
académico, alternado entre la APS y los centros de mayor complejidad, ayuda
significativamente a que nuestro sistema de salud intente funcionar como una
verdadera red. Por cierto, este esfuerzo ha presentado problemas en su
implementación, particularmente respecto a aspectos administrativos y legales,
cuya solución pasa fundamentalmente por la voluntad política del MNSAL.
Esta
antojadiza decisión, no consultada a los actores
involucrados y sin criterios de política de salud pública de por medio, contradice
a todas las campañas electorales tanto del oficialismo como de la oposición,
que llaman a fortalecer la APS, ya que cierran
el único programa que pone su centralidad en su mejoramiento.
Esta
medida se suma a otras situaciones lamentables de directa responsabilidad
ministerial, como la inestabilidad crónica de los concursos de postulación a
especialidad, el no reconocimiento de calidad funcionaria a los residentes, las
malas condiciones de trabajo de los médicos de la APS, y el millonario y permanente
traspaso de recursos fiscales a prestadores
privados con fines de lucro.
Hacemos
un llamado a los usuarios de la red pública,
estudiantes de medicina, servicios de salud, autoridades de salud municipal,
trabajadores y académicos del área, a manifestar nuestro desacuerdo con esta
forma improvisada e injustificada de realizar cambios en las políticas públicas
de salud. En los próximos días realizaremos una convocatoria abierta junto a
otros actores relacionados, para movilizarnos frente a este nuevo ataque a la
salud pública de Chile.
Residentes
Chile
Agrupación Nacional de Residentes
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