El cierre del programa FOREBAS
ya ha sido decretado. Nuevamente, para poner fin al programa, el gobierno aduce
razones administrativas que, más que
hablar de una nueva forma de gobernar, nos hablan de una vieja forma
donde el problema es la burocracia y
sus trampas y no la urgencia por brindar atención de calidad en los
consultorios a la gente más desposeída. Anunciado ya, sin justificación razonable, el fin del examen médico
nacional que establecía un mínimo de conocimientos necesarios para ejercer la
medicina, el gobierno no pierde tiempo en su afán deconstructivo y acaba
de anunciar el fin del programa de formación de especialistas médicos a través
del sistema FOREBAS o Becas Dr. Ipinza. Este programa consistía en que, a médicos recién
egresados y en formación de una determinada
especialidad (psiquiatría, medicina interna, neurología, pediatría o
ginecología), se les exigía, durante
seis años,
trabajar tres
meses en un consultorio y tres meses en su hospital formador.
El fin de este programa, ha sido
lamentado por buena parte de la comunidad médica y con justa razón, dado que el sistema de atención primaria tiene varias falencias fundamentales que este
programa lograba en parte subsanar.
En primer lugar, se fomentaba que médicos con algún grado de especialización
estuviesen presentes en los consultorios con un bajo costo para el sistema de salud. Esto ya no
ocurrirá más. Cuando un consultorio necesite un especialista deberá disponer de recursos que
hoy no tiene para contratarlo, o derivar al paciente a su hospital de base,
donde, en caso de que la enfermedad no sea AUGE, el paciente pasará meses esperando atención o
terminará gastando el dinero que no tiene para obtener una atención oportuna en
la medicina privada.
En segundo lugar, actualmente existe una muy escasa coordinación
entre los consultorios (dependientes de las municipalidades) y los hospitales de base
(dependientes del Servicio de
Salud). Este programa mejoraba la conectividad
entre ambos sistemas, dado que, al pasar tres meses en el hospital y tres meses
en el consultorio, los médicos en formación sabían lo que se estaba haciendo en ambos lados. Así, muchos médicos de
FOREBAS actualizaron protocolos de
atención en consultorios para mejorar la calidad de la atención y la
coordinación con el hospital, o lograron resolver en la atención primaria lo
que antes se derivaba.
Por otra parte, si bien es cierto que existen médicos familiares,
que son especialistas formados por tres años y dedicados a la atención primaria
en salud (los consultorios), es imposible
pretender satisfacer la demanda. El sistema FOREBAS, lograba que médicos
en formación de cinco especialidades distintas, pudiesen aportar sus
conocimientos allí donde más se necesita y donde más impacto generan: los consultorios, a un costo
razonable para el Estado y aliviando un sistema de salud que usan los
más necesitados de Chile. Así, lejos de poner término a él, lo más sensato
sería potenciarlo y extenderlo con mayor potencia a regiones.
Siendo así, es de esperar que la autoridad reconsidere
esta decisión y entienda que haber aumentado el gasto per cápita en los
consultorios de 2.500 a 3.500 pesos, será sólo algo simbólico
mientras al otro lado no exista el capital humano, capaz de hacer una
gestión adecuada de aquellos aún muy escasos recursos.
J.C.Said