“Los
reclamos por el video en
que el Gobierno promociona la reforma tributaria es de las cosas más ridículas,
tontas y exageradas del último tiempo”, señala el rector de la Universidad
Diego Portales, Carlos Peña, en referencia a la polémica que generó la
grabación hecha por el Ejecutivo para salir al paso de los cuestionamientos que
ha hecho la derecha a una las tres iniciativas claves de la administración de
Michelle Bachelet.
El académico en su habitual columna en El
Mercurio pone
en tela de juicio todos los calificativos usados para referirse al cuestionado video del
Gobierno, explicando que en dicha filmación se sostiene que
la reforma tributaria beneficiará y no perjudicará a la
clase media; que disminuirá la desigualdad y que quienes se oponen a ella son
los “poderosos de siempre”.
Y añade que “en Chile hay poderosos; en lo grueso,
son los mismos de siempre; y, por una inercia hasta ahora no desmentida
(Bourdieu la llama conatus) se resisten a dejar de serlo, y, si se les deja a
sus anchas, no hay duda de que tenderán a acumular cada vez más poder. En
recordar esas verdades sencillas no hay injuria alguna, ni falta de modales, ni
estímulo a la lucha de clases ni ninguna de esas tonterías que por estos días
se han repetido como consecuencia de un raro adelgazamiento de la piel de todos
quienes participan hoy del debate público”. Peña sostiene que no existe nada de injurioso en la
frase que hace referencia a los “poderosos de siempre”, ya que “la evidencia
que se recoge en un libro reciente (que ha merecido los elogios de Paul
Krugman, quien no será empresario pero es Nobel de Economía) no hace sino
confirmarla”. “En Capital in the Twenty First Century (Harvard
University Press, 2014), T. Piketty, un profesor francés que recupera la vieja
tradición de la economía política, explora, echando mano a los registros
impositivos y la técnica estadística, cómo se ha comportado la riqueza los
últimos dos siglos en las principales economías del mundo. ¿Qué fue lo que el
profesor Piketty encontró? Nada muy sorprendente, salvo por la abrumadora
montaña de datos que apoyan su descubrimiento. Descubrió que como la tasa de
retorno del capital era superior al crecimiento, la riqueza tendía a
concentrarse en un pequeño grupo que se reproducía a sí mismo (The Top 1
Percent in International and Historical Perspective, Journal of Economic
Perspectives -Volume 27, Number 3 – Summer 2013). La tesis de Kusnetz y Solow
según la cual el crecimiento acabaría haciendo declinar la desigualdad (el
famoso chorreo que se ha divulgado por acá) era, pues, errónea. Una engañifa.
Salvo que se establezcan impuestos al capital y a la herencia, dice Piketty,
los más ricos seguirán clonándose, repitiéndose a sí mismos una y otra vez. Y
‘el pasado seguirá determinando el futuro’”, argumenta el académico, afirmando
que los “poderosos seguirán siendo los de siempre”.
Argumenta que el problema no es sólo de
distribución, sino que “de sobrevivencia del propio capitalismo. El capitalismo
funciona acompañado de democracia; pero la dinámica de concentración de la
riqueza que Piketty constata socava a esta última. Es la paradoja del
capitalismo. Ninguna otra forma social crea más riqueza; pero al crearla socava
las bases que la hacen posible salvo que la política, con medidas impositivas
firmes, detenga el proceso y salve al capitalismo de los capitalistas. O, si se
prefiere, salve al capitalismo de los poderosos de siempre”.
Por tal motivo, cree que es difícil entender la
molestia de los empresarios y de la derecha por el video, el cual a su juicio
“no hace más que repetir verdades gruesas”.
“La única explicación es que los poderosos de
siempre estuvieron demasiado tiempo arrullados por la falta de debate al
extremo que un simple video –fundado en ríos de tinta– les parece injuria y les
erosiona una piel que a ellos, ordinariamente tan rudos y tan desdeñosos, se
les ha puesto repentinamente delicada”, concluye.