La
jugosa dieta parlamentaria que se pelean los ejecutivos financieros, les ofrecen invertir en instrumentos para rebajar
impuestos por la vía del ahorro. Los parlamentarios ganan $8,500.000 brutos y con los descuentos $6,200.000 líquidos. Las
asignaciones son mucho más gordas que
la dieta: $17.192.836 mensuales reciben
los senadores y $13.071.066 los
diputados para alojamiento, alimentación, bencina, peaje, TAG, secretaria, jefe
de gabinete, periodistas, abogados, asesorías técnicas, económicas y de imagen.
También hay un ítem para amortizar el desgaste del auto. Todo se rinde, menos
$1,100.000 para desplazamiento dentro del territorio nacional. Casi a fines de diciembre del año pasado, un
correo electrónico llegó al computador de un novato parlamentario. Una ejecutiva de una compañía de seguros además
de felicitarlo por el resultado de la elección le ofrecía distintas
posibilidades de inversión para rebajar impuestos. Los
honorables reciben habitualmente correos y visitas de representantes del área
de ventas de bancos, aseguradoras y AFP para ofrecerles
invertir en APV (Ahorro Previsional Voluntario) o fondos acogidos al artículo
57 bis. Ambos son mecanismos de ahorro que permiten beneficios
tributarios. Y tienen topes mensuales: en el APV son $1,100.000 y en el 57 bis
$2,600.000. Si se sumaran podrían descontar $874
mil de la base imponible a la hora de pagar impuestos, porque el Estado premia el ahorro. Las empresas más mencionadas
por los parlamentarios son EuroAmerica y Sura, pero debe haber varias más,
considerando un mercado de 120 diputados y 38 senadores. Algunos reciben
ofertas de este tipo incluso antes de
asumir el cargo. ¿La propuesta es legal? Claro y la inversión también, pero
pone de manifiesto una vez más el abultado sueldo de
los parlamentarios en un país donde la realidad es muy distinta. La desigualdad
es un peñasco en el zapato para cualquier democracia. Como lo señaló un informe
de la OCDE hace algunas semanas, Chile es
el país con la mayor brecha en ingresos entre ricos
y pobres. Y en ese contexto, la dieta de los diputados aparece como un
punto más en contra.
LOS MILLONES DE LA DIETA
El 11 de marzo, 120 diputados 41 de ellos por primera vez
juraron o prometieron respetar la Constitución y desempeñar fielmente el cargo
para el período 2014-2018. Cinco llegaron tarde y tuvieron que repetir la
ceremonia. Casi en paralelo hacían lo mismo 38 senadores, incluidos 12 rostros
nuevos. A fin de mes cada uno recibirá su dieta, equivalente a la de un
ministro de Estado y que está fijada en la Constitución: $8.605.477 brutos. Con los descuentos son $6.280.000 líquidos, que puede variar un poco
dependiendo de la AFP, ya que cobran distintas comisiones. Es una renta
atractiva, similar a la de un gerente general de una empresa mediana
(ventas de entre US$25 millones a US$50 millones) o un gerente de área de una compañía
grande (ventas superiores a US$100 millones). Según Gonzalo Durán, economista
de la Fundación Sol, el tema central debe ser la discusión por el valor del trabajo en un país donde la mitad de
sus trabajadores gana menos de $263.000 según datos oficiales de la Nueva
Encuesta Suplementaria de Ingresos (NESI) del INE y tiene que vivir altamente endeudada. “Las dietas de los
parlamentarios son un reflejo más de la desigualdad de ingresos de nuestro
país, y las instituciones de poder no escapan a la lógica dominante. La brecha existente entre el sueldo de los
parlamentarios y los sueldos medianos de la economía ($263.000) provocan en
algunos casos una completa desconexión con las bases a las cuales supuestamente ellos representan”, dice Durán. Para el
economista, la vida con $263.000 es
muy diferente a la de alguien que gana millones. “Con todo, el debate de fondo
debería ser el bajo valor del trabajo
y su conexión vis a vis con los enormes márgenes de ganancia que obtiene el alto empresariado en
Chile. En ese espacio, las instituciones de poder, como el Parlamento, tienen
el rol moral de instalar también un debate abierto
donde trabajadores, juntos, puedan construir mecanismos que reviertan el profundo atraso salarial de Chile,
como, por ejemplo, la negociación colectiva de amplia cobertura”, agrega Durán.
BORIC, JACKSON Y EL LÍMITE ÉTICO
La próxima
semana los diputados Giorgio Jackson y Gabriel Boric presentarán un proyecto de
ley para disminuir la dieta de los parlamentarios. La idea es que ésta baje en
un 40%, porque según Gabriel Boric está desajustado con
lo que gana la mayoría del país. Esa rebaja implicaría una renta líquida de $3.768.000, casi lo mismo que ganaba Ximena Ossandón
como vicepresidenta de la Junta Nacional de Jardines Infantiles y que ella
calificó de “reguleque”. “Es un pequeño gesto
que sirva para reconocer esta asimetría”. La idea es que el proyecto no toque a las asignaciones parlamentarias, pero
que sí se les ponga una lupa: “Está
bien que exista un monto destinado a asesorías, pero es importante que se fiscalice con mayor celo este ítem para que no se
preste para inconvenientes”. Jackson suma argumentos: “Queremos disminuir los sueldos solamente, ya que las
asignaciones, mientras se avance en más transparencia y
no se pueda prestar para abusos, creemos que ayudan y fortalecen el rol
parlamentario”. Rebajar las dietas es importante dice “porque en el servicio
público no podemos avalar desigualdades tan
grandes entre sueldos. Debemos poner un límite ético”.
Sin embargo,
el tema debe pasar sí o sí por manos del Ejecutivo, ya que los sueldos están consagrados en el artículo 62 de la Constitución,
aunque Boric no quiere adelantar qué mecanismo utilizarán para presentar el
proyecto que ya tiene detractores. “Es un proyecto que, en la práctica, tiene
un carácter inconstitucional, porque cualquier proyecto de ley que aumente o reduzca el
gasto del Estado, cualquier modificación al erario fiscal, debe venir de un
Mensaje Presidencial”, dice el diputado socialista Fidel Espinoza. Más allá de la inconstitucionalidad de la idea de
Boric y Jackson, defiende el sueldo de los parlamentarios, sobre todo por el
trabajo en terreno. “Los salarios para los parlamentarios que hacen bien la
pega a veces se tornan dificultosos, porque implica mucho más gasto que un
intendente o un ministro. Tenemos que estar con la
ciudadanía, en terreno, y los sueldos se ajustan a la realidad”.
Emmanuelle
Barozet, directora del Proyecto Desigualdades de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Chile, cree que aunque existe una lógica en el
sueldo de los parlamentarios que hace menos tentador “recibir dineros para
influenciar sus decisiones”, $7.000.000 es mucho más de lo que se necesita para
vivir bien. “No está mal rebajar los sueldos de los parlamentarios, pero me
parece una medida simbólica frente a
la problemática de la desigualdad en Chile. Sería más adecuado un aumento programado del sueldo mínimo, de las
calificaciones de la población, del promedio de las remuneraciones y una mejora
del sistema de protección social. De todas formas, la reducción de los sueldos de los
parlamentarios podría ayudar, de paso, a mejorar la imagen de los mismos, que es bastante mala ante la opinión pública”, afirma
Barozet.
EL VIÁTICO DE $1,100.000 QUE NO
SE RINDE
Los
parlamentarios pagan un impuesto de $2.040.112, como si fueran empleados contratados, aunque son independientes. No es el 40%, porque en
Chile se aplica ese porcentaje a lo que está por encima de $6,100.000. La tasa
efectiva, por tanto, es un 24,68%. Existe una diferencia entre
los honorables. Por un acuerdo interno, los
diputados cotizan previsión y salud,
mientras que, en el caso de los senadores, es voluntario.
Aquellos que no imponen desembolsan un
impuesto mayor $2.176.655, porque lo hacen
sobre el bruto; no el imponible. Hay senadores que sólo imponen salud, otros que están en el sistema antiguo o IPS, que es más caro, y están los que
imponen en AFP e isapre. Eso explica que casi no haya una dieta igual a la otra
en la página web del Senado que publica el monto líquido de cada senador(a),
descontando el APV (Ahorro Previsional Voluntario) cuando corresponde, y hay
cinco o seis a los que se les resta por planilla la cuota del pago del leasing del auto, explica José Luis Alliende,
prosecretario del Senado. Las asignaciones son mucho más gordas que las dietas. Cada senador recibe
por este concepto $17.192.836 mensuales y $13.071.066 los diputados El grueso va a costear los llamados “gastos operacionales”
$8.000.000 para los primeros; $5,300.000 para los segundos, donde entran el arriendo de oficinas parlamentarias,
teléfonos fijos, celulares, alojamiento en hoteles, alimentación para el
congresista y su personal de apoyo, gastos de traslado, bencina, TAG, peaje,
reparación del auto, envío de encomiendas y correos. Todo se respalda con boletas o facturas, excepto el viático de $1.110.815 para
“desplazamiento en cualquier período del año calendario dentro del territorio
nacional con motivo del ejercicio de
su función parlamentaria”. El mismo que podría ir a sus bolsillos, ya que cuentan con
asignación para traslados y en febrero no hay sesiones. La duda sobre si debía o no rendirse
fue consultada al Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias la
instancia surgida en 2011 para fijar dietas y asignaciones en ambas cámaras que
preside el ex senador DC Sergio Páez y la respuesta fue que no se respalda y sirve para todo el año y en
cualquier desplazamiento que realice dentro de su trabajo parlamentario. Un
ítem llamativo son los $217.909 mensuales
por amortización por desgaste del
vehículo del senador o diputado. No cuentan con auto fiscal y la asignación es sólo para el auto inscrito a su nombre. No sirve si es comprado por leasing, aclara Miguel Landeros,
secretario de la Cámara. También hay gastos de
personal de apoyo: secretaria, jefe de gabinete, chofer, periodistas, abogados
con contrato solo si el servicio es
permanente. Para los senadores, $6.193.294;
diputados, $5.498.719. Todo lo paga directamente el Congreso, que figura como
empleador, incluyendo los arriendos. Para
asesorías externas permanentes o
esporádicas de personas naturales o jurídicas que realicen estudios, informes
técnicos, políticos o económicos, incluidas asesorías de imagen y encuestas,
hay $2,900.000 para senadores y $2,100.000 para diputados. Por último, los pasajes aéreos nacionales: 48 anuales para
senadores, 24 para diputados y 36 para personal de apoyo.
A.Carmona X.Perez E.M
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